Este libro que se presenta la próxima semana, "En la buena dirección" es un repaso a una parte de tu trabajo, a través de 111 artículos, y un recorrido de 12 años, los que cumple este boletín semanal del CERMI, ¿qué historia o historias dirías que recoge esta obra?

 

Con esta cifra curiosa de 111 artículos te das cuenta de la suma de tantas cosas que hemos tratado en estos 12 años. Se habla de prácticamente todo, desde la ciberdelincuencia, la cultura, los derechos, el deporte, la mujer, el empleo... abordamos todo, y aquí se constata la relevancia que ha tenido y que tiene el CERMI. Hemos pasado de un CERMI que llamaba a la puerta para ser protagonista del futuro de este país y ahora la sorpresa y el cambio es que los partidos políticos llaman al CERMI cada vez que hay una iniciativa legislativa para que aporte aquello que deben incluir. Es un cambio asombroso. Además, ese cambio va en paralelo a la evolución de Servimedia estos últimos años, al tener mayor presencia, implicación e influencia. Tenemos vidas paralelas Servimedia-CERMI, CERMI-Servimedia.

 

Siendo director de una agencia de noticias, Servimedia, dedicada además a la información social, lo difícil debe ser decidir el tema de ese único artículo mensual, ¿qué te impulsa a tomar esa decisión?

 

Es verdad, porque en un mes pasan un montón de cosas y de repente tienes que decidir sobre qué vas a hablar. Al final mi decisión es un pálpito, un pálpito del periodista sobre cuál puede ser el tema del mes, ya sea actualidad, reflexión, o algo que haga a la gente pensar en el futuro... Cuando me siento a escribir el artículo, primero pienso en el tema, pero luego escribo el título y después el texto. Si lo tengo claro, lo escribo en diez o quince minutos; luego reviso y corrijo y lo dejo reposar para volver a revisarlos al cabo de unos días. Pero la selección del tema es por intuición. 

 

¿Cuál es el principal reto de tu colaboración mensual en un medio informativo como es cermi.es semanal?

 

El reto es intentar en la medida de mis posibilidades marcar una pauta de lo que se debe hacer o hacia dónde debe ir el mundo de la discapacidad, intentar mostrar un camino para recorrerlo; a veces es resumir lo recorrido, pero siempre intento ir un poco más allá. Cuando vine a Servimedia, en 2005, y me propusieron escribir artículos de opinión, o intervenir en otro medio de comunicación, como la televisión, hice un análisis de cómo debía afrontar mis intervenciones y opiniones, qué debía contar y cómo, si tenía que ser polémico o no. Al final intento reflejar precisamente lo que representa Servimedia y lo que representa el CERMI, ser una opinión informativa, así, en cualquiera de mis artículos aparecen datos, o testimonios, ofrecen información, por supuesto rodeada y embelesada de opinión, es una opinión informativa, justificativa. 

 

¿Piensas en algo o en alguien en concreto a la hora de escribir?

 

Intento marcar una pauta, pienso en global, lógicamente en el mundo de la discapacidad, que tiene una capacidad de crecimiento y protagonismo importante, el que se merece. Cuando vine a Servimedia y conocí en profundidad lo que era la discapacidad, una de mis misiones fue que la gente conociera la relevancia de la discapacidad en este mundo en el que vivimos, la importancia que tiene y que ese protagonismo sea real, que no sea ninguneado, porque mucha gente sigue sin conocer todavía lo que es la discapacidad. Mi público objetivo es el mundo de la discapacidad, pero también el resto del mundo, para que conozcan la relevancia que merece la discapacidad. 

 

El libro conmemora también el 25 aniversario del CERMI, ¿cómo han sido esos 25 años? ¿Qué es el CERMI hoy?

 

El CERMI es el ejemplo de entidad del tercer sector y todo el mundo pone de relieve esta realidad. Y lo es gracias a todas las personas que han participado en el CERMI, presidentes y profesionales que están y han estado. La posición del CERMI ahora es de absoluta referencia en el mundo político y por supuesto en el mundo social. El propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez ha tenido ya varias reuniones con el CERMI, algo que hace tiempo era complicado; es rara la legislación que no incluya un punto de referencia del CERMI y los partidos políticos van al CERMI para pedirle apoyo y asesoramiento. La evolución es magnífica, pero es cierto que cuando llegan vacas flacas siempre se recorta de lo social, y eso lo denuncia el CERMI y hay que seguir reivindicándolo porque si se para la máquina al final dejan de tenerte en cuenta.

 

¿Cuál sería el gran logro del CERMI en este país, globalmente?

 

El CERMI ha logrado muchas cosas, primero poner la discapacidad en el lugar que merece, y con ejemplos, con el voto de todas las personas con discapacidad, con la Convención de la ONU sobre Discapacidad, donde el CERMI estuvo presente desde el primer momento, la eliminación de la esterilización forzosa de las mujeres con discapacidad, todas las modificaciones de códigos civiles y penales en beneficio de las personas con discapacidad... ha sido un trabajo increíble, pero además ha logrado que el resto de la sociedad lo conozca y lo tenga en cuenta. 

 

¿Recuerdas algún artículo en especial o un momento destacado que mereció tu reflexión plasmada en esa colaboración mensual?

 

Tengo un recuerdo clavado en mi cabeza, cuando vi cómo una persona intentó suicidarse. Eso me tiene impactado y más ahora que la salud mental cobra protagonismo tras la pandemia y que seguimos conociendo casos de personas que se suicidan o lo intentan cada día. Ese momento que viví, me dejó un poco impactado. Afortunadamente no lo consiguió. Escribí ese artículo por terapia personal, necesitaba desahogarme, pero también quería que la gente conociera que estas cosas pasan, y pasan todos los días, y que la sociedad también tenemos cierta responsabilidad en todo esto y hay que hacerse muchas preguntas. 

 

Juan Cruz, prologuista en esta obra, habla de buenos textos y palabras justas, en referencia a tus artículos, ¿existe alguna definición más bonita para un periodista de lo social?

 

No. No, no, no. Cuando le pedí la introducción de este libro no imaginaba que haría algo así. Está claro que es amigo mío y lo ha hecho con mucho cariño, pero a mí me impresiona, porque Juan Cruz es una leyenda del periodismo, y ha tenido una responsabilidad muy grande en la editorial Alfaguara, que dio reconocimiento a un montón de escritores. Todo el mundo de la escritura conoce a Juan Cruz, no hay autor internacional o Premio Nobel que no lo conozca y esta dedicatoria me impresionó; la tengo muy bien guardada para releerla de vez en cuando y animarme, pero creo que primó la amistad por encima de todo. 

 

¿Es un reconocimiento también a lo social y a la difícil labor de informar sobre este mundo tan real pero tan oculto?

 

Sí, pero al final el tiempo nos ha dado la razón y me ocurre con el tema de la salud, algo en lo que también he trabajado mucho tiempo. Siempre decía que la salud es lo que más nos importa a todos, muchas veces nos preocupa la economía, el precio de la luz, el terrorismo, pero la salud es lo que más nos preocupa y durante la pandemia se ha demostrado. 

 

¿Has descubierto algo sobre ti mismo a través de estos 111 artículos de opinión?

 

He descubierto que puedo escribir un libro. Plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro...

 

¿Has cumplido con esas tres recomendaciones vitales?

 

Sí, lo tengo ya todo. Siempre había pensado que escribir un libro es muy complicado, es una tarea que me merece mucho respeto y al final lo he conseguido, además en este momento del 25 aniversario del CERMI y en plena Feria del Libro de Madrid, confluyen una serie de cosas que me emocionan, y ser capaz de escribir un libro me parece apasionante y te das cuenta de que, en este mundo del periodismo, después de tantos años, al final eres capaz de hacer casi de todo.

 

¿Qué significó para ti la propuesta del CERMI de publicar este trabajo?

 

Fue muy impactante y pasé muchas horas recopilando los artículos, con mucha emoción, pero lo hice en tres o cuatro días. Tuve también una sensación de vértigo al recuperar textos de hace ya años, pensando que quizás estaban anticuados, y la tentación de cambiarlo. Pero no, debe quedar como estaba en su momento. 

 

En la labor de edición que hice después, tengo que agradecer el apoyo de mi mujer, que es maestra y profesora de Lengua, y el de mi hija, que es filóloga; me ayudaron a revisar los textos con gran profesionalidad. Y también quiero recordar ahora al presidente del CERMI, Luis Cayo Pérez Bueno, por su apoyo, y a Alberto Durán, que ha escrito un prólogo con una línea de elogio y reconocimiento que quiero agradecer sinceramente.